"QUE VIENEN LOS BÁRBAROS"

En uno de mis momentos de insomnio veraniego pude ver, en no sé qué canal de TV, la noticia de la llegada de uno de los cayucos arribados a las Canarias. Me llamó la atención una pancarta, que rápidamente desapareció del encuadre, que literalmente expresaba "NO A LA INVASIÓN". Recordé de inmediato la magnífica novelita de Coetzee "Que vienen los bárbaros". Como en la novela, queda claro que "los bárbaros" no son los habitantes de más allá de nuestras fronteras, sino algunos (¿muchos?) de los que aquí irreflexivamente se niegan a la "invasión".
Esa pancarta no es fruto del azar, ni siquiera de la espontaneidad. Los medios de comunicación (o de transmisión, o de creación de opinión), con su machaconería y su absoluto desinterés por la objetividad, han transmitido la idea de que lo que se está produciendo desde las costas africanas es literalmente una invasión. Tanto es así que el gobierno español, a través de doña Mª Teresa Fdez de la Vega, se pone duro y amenaza a todos los ilegales con la expulsión.
Al margen de la cuestión de fondo (no existe intención, por parte de los estados occidentales, de poner en práctica políticas y acciones de verdadera solidaridad en la búsqueda de un reparto más igual de la riqueza, de inversiones reales en los países menos desarrollados (PMD) para conseguir, no sólo parar la emigración, sino sobre todo promover la justicia y el desarrollo de los países pobres), al margen de esto, digo me gustaría sólo apuntar dos reflesiones:
* Aquella pancarta está escrita con miedo (quizá también con odio), miedo al invasor con rostro, puesto que las TT.VV. se han encargado de ello; pero un rostro distinto al acostumbrado: negro y de pobre. Otros pobres no son tan distintos: los blancos de centroeuropa, los morenos de centroamérica, etc.
* ¿Por qué también este gobierno se ha dejado llevar por el camino fácil marcado por la prensa y el conservadurismo? ¿Acaso no es una realidad constatable que la inmensa mayoría de los emigrantes ilegales lo son atravesando las fronteras de Los Pirineos o a través de los aeropuertos y sus correspondientes aduanas? ¿Acaso no son ciertas las cifras que han venido dando la ONU, las ONGs, etc. a cerca del terrible grado de miseria en que se encuentra el África al sur del Sáhara? ¿Qué tememos perder: nuestra civilización o nuestro confort que, en gran parte, se basa en la explotación de las materias primas, la mano de obra, los escasos recursos financieros, la producción agraria de esos PMD?
Afortunadmente, los movimientos migratorios son una realidad desde la prehistoria y no los van a parar ni gobiernos ni pancartas racistas.
Por contra también está Forges. Su viñeta de hoy es antológica al respecto de lo que hablamos.